Profesor de Estado en Educación Musical, Renguino de nacimiento “y a mucha honra”, sagitario, músico, metódico y un artista de tomo y lomo, sus primeros pasos los inicia en una pequeña escuela llamada Sara Cruchaga, luego ingresa a la “gloriosa” Escuela 1 y posteriormente al Liceo de Hombres de Rengo.
¿Luego de salir de 4º medio a que se dedicó?
Ingresé a la universidad y no entré a estudiar música inmediatamente, algo que le extraño muchísimo a mi padre. Pero no era raro, ya que la mayoría de mis compañeros ingresamos a carreras convencionales, con cierto estatus, nada más ridículo. Por otra parte, me dediqué a la música en Santiago, trabajé en el Bafona, comencé a grabar discos, estuve en giras internacionales, era muy potente lo que estaba pasando ahí y tenía sólo 18 años. Luego postule sólo a música en la Universidad de Chile, lo que no se me hizo muy difícil porque yo ya tenía un recorrido.
¿Es difícil la carrera de música?
Es difícil para quien no tiene condiciones puede ser un suplicio, porque si esas condiciones no se han trabajado en alguna etapa y no se tienen en forma natural, es muy difícil que se consigan en un tiempo relativamente corto, por lo tanto es muy probable que el trabajo en esa área sea notorio.
¿Al salir de la Universidad, con qué se tuvo que enfrentar como músico?
Desde que entré a la facultad seguí siempre con mi oficio de músico por tanto esas carreras siempre han corrido en forma paralela, donde ambas se potencian. Y cuando estaba en tercer o cuarto año de la universidad, tuve la oportunidad de entrar a trabajar como profesor al Liceo Experimental de Educación Artística, que fue una experiencia maravillosa, porque era un establecimiento muy humilde en infraestructura y había grandes talentos, niños que venían de poblaciones muy pobres. Los niños que entraban a ese colegio, ingresaban a un régimen muy estricto de formación artística en todas las áreas. Bueno y paralelamente estaba iniciando una carrera como músico profesional, de sesión y en vivo que no ha parado hasta hoy.
¿Es difícil ser músico profesional en nuestro país?
No es difícil, es muy difícil. Tuve siempre una suerte de ayuda, o sea nunca dependí ni de lo uno ni de lo otro ciento por ciento (se refiere a ser músico o docente), lo bueno es que se complementan muy bien. Pero conozco el caso de muchos colegas que les ha sido difícil.
¿Consideras que le ha resultado fácil?
Sí, sin ser arrogante. Pero como tuve condiciones y puse todas mis capacidades a lo que siempre enfrenté. Ahora, no sé si es fácil, pero siempre he avanzado y he conseguido ser feliz, que es lo más importante.
A su parecer, ¿Qué cantautor chileno podría destacar?
Altiro pienso en una figura gigante, gigante que es Violeta Parra, y es que su obra es tan grande que todavía no se dimensiona, en el inconsciente colectivo está que era una cantora popular pero esa obra musical es muchísimo más amplia, ella es una creadora excepcional y no olvidemos que tuvo una importante participación en las obras plásticas. También está Víctor Jara, quien no sólo hizo un aporte en la música sino en la actividad teatral. En Rengo tenemos un Premio Nacional de Música Don Carlos Isamitt, el murió en 1974 en una fecha bastante cercana y yo creo que ahí estamos en deuda porque don Carlos y su obra impacta en las personas.
¿Cómo se conecta con la Cultura?
Porque pertenezco a una de esas ramas y creo que es una de las que tiene mayor llegada, la música afortunadamente es una actividad que convoca multitudes. Y me he conectado con la cultura desde que ingresé al Liceo Experimental de Educación Artística, porque es el único colegio en el país que entrega certificación de especialidad al salir de 4º medio. Ese colegio fue creado con una visión cultural, que luego se perdió en este país por el golpe militar, que fue un escollo duro y 17 años de dictadura es mucho tiempo. No olvidemos que se eliminaron las escuelas normales de formación de profesores, llegaron al desquiciamiento de prohibir ciertos instrumentos como el charango o las quenas porque identificaban al movimiento cultural más potente que ha existido en la cultura popular chilena.
¿De qué se trata la Fundación Cultural de Rengo?
El nombre formal es Fundación Municipal para el Desarrollo Cultural de Rengo, esta es una iniciativa que nace del alcalde Carlos Soto y yo he sido favorecido porque fui invitado para liderar este proyecto y en sucesivas ocasiones fuimos delineando y todo lo que va a significar de dotar a la comuna de Rengo de una institución que pudiera articular, organizar, contar y proyectar una actividad cultural diferente.
¿La Fundación es un ente autónomo?
La fundación nace como una iniciativa municipal pero es un ente que va a tener la suficiente autonomía. Su funcionamiento depende de un directorio. El departamento de Cultura, la Casa de la Cultura de Rosario y la Orquesta Sinfónica Juvenil pasan directamente a depender de la fundación.
¿Existe poca cultura artística en Rengo?
No es que en Rengo hasta el momento no se ha hecho nada, lo que no había era la institucionalidad pero había actividad. Va a ser mucho mejor que haya una articulación definida, de que el municipio se juegue por una línea de política cultural que estamos desarrollando y que va en total beneficio de la comunidad. Nos guiamos por tres ejes, la promoción artística, el patrimonio cultural y el tercer eje es la participación ciudadana. Tres ejes básicos para elaborar cualquier iniciativa al respeto.
¿Siente que van bien encaminados?
Estamos convencidos que vamos por el buen camino, tenemos las herramientas que nos permitan desarrollar esta tarea mucho más organizada. Ahora tenemos un gran teatro municipal, pero también tenemos que descentralizarnos y salir a la calle, en los barrios, porque de esa forma va generando una actitud más reflexiva, una actitud crítica, gente más amable, vecinos más juiciosos, más criteriosos porque el arte impacta positivamente a las personas.